A José Segade y Rosario Escalante, mis bisabuelos.

Prólogo.

No es fácil leer a Norma.
No es fácil porque hay que recorrer una a una sus palabras como si fuera la piel de un amante recién estrenado, con calma, tratando de descubrir en cada pliegue, en cada arruga, en cada caricia, un ser nuevo, lleno de significado.
No es fácil porque hay que ser osado, atreverse a traspasar el umbral de sus imágenes, de sus fragancias, atreverse a destapar la caja donde oculta su cometa de esperanzas y de sueños.
Su libro “La memoria encendida” está construido sobre riscos y vendavales. Naufraga y sobrevive. En él nos ofrece la tristeza profundísima de sus ancestros y la revive, una y otra vez, hasta extenuarse. Nos habla del porqué y del cuándo, de pasados de pesadilla y soledades, de exilios voluntariamente olvidados, de presentes ciegos, de un ir y venir nómada, de un peregrinar por océanos de pobrezas y supervivencias.
Nos habla, Norma, del ayer, para hablarnos del hoy, que no cambia.
Nos cuenta de aldeas lejanas, de tragedias personales, de rostros perturbables, de existencias mutiladas.
Nos habla de empezar a construir de nuevo las mañanas con la argamasa de la inocencia.
“La memoria encendida” nos lleva a recorrer, palmo a palmo, la geografía antigua de nuestras propias vidas, reconstruyendo, con fiereza, la mirada tosca del hombre que supo amar y recordar hasta la muerte.
Habla Norma del dolor, desde muy adentro, desde el origen del ser humano, desde las trenzas niñas, desde el recuerdo amargo, desde la almohada estéril de las vigilias.
Es difícil esta poesía, insisto, porque a todos se nos quedaron, en algún lugar, los sueños de la tierra prometida y hoy tenemos, como legado, el ejemplo de muchas vidas forjadas a golpes de pan, de caricias y de injusticias.
Es difícil porque no deseamos reconocernos en ese espejo atormentado.
Es difícil porque nos habla de alguien que vivió con la mitad de sí mismo, de alguien que tuvo dos países, dos lenguajes, dos memorias. Habla, en definitiva, de los héroes cotidianos, de los que se quedaron mirando a través de la ventana en espera del retorno o de los triunfos conquistados.
Nos habla de fracturas, de desgarros, de no ser nadie y, al mismo tiempo, serlo todo, si se lleva para siempre a cuestas la memoria.
Así, pues, Norma nos presenta a su héroe con la dignidad a ratos hecha pedazos, sin riquezas ni regresos, pero, al mismo tiempo, nos muestra como, a pesar de todo, la ternura no sufre nunca el abandono, no queda desamparada en su rincón de muerte sino que, por el contrario, reconquista la mirada de los que no tuvieron suerte.

*
Pienso que, con estos versos, Norma nos ayuda a comprender de qué materiales estamos hechos: de derrotas, paciencias, memoria, destierros, sueños, silencios, amores y mordazas.
Pienso que, con estos versos, Norma nos regala una porción de su historia que nos ayuda a entender la tragedia de aquellos que, hoy, desandan los pasos de sus ancestros para revivir, en la tierra prometida, en este Occidente de asco, los mismos desarraigos que heredaron.
Pienso que, con estos versos, Norma hace justicia, saca a la luz los recuerdos, los muestra tal cual fueron, les pone rostro, nombre y apellidos y, después, se va a volar su cometa de esperanzas, a soñar con presentes de pan y futuros sin éxodos ni desarraigos.

Silvia Delgado Fuentes
(Euzkal Herria)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como en todo lo que escribe Silvia, nos encontramos en este prólogo con la fuerza, la rebelión, el sentido de justicia y la enorme capacidad de decir, aún para interpretar lo que otro dice. Y en este caso, el otro es otra: nada menos que Norma segades, una poeta estupenda.

PILAR

Acerca de la autora

Acerca de la autora
Palacio de las Bellas Artes - México DF (2003)

Biobibliografía

Norma Segades Manias, Santa Fe, Argentina, 1945. Ha escrito *Más allá de las máscaras *El vuelo inhabitado *Mi voz a la deriva *Tiempo de duendes *El amor sin mordazas *Crónica de las huellas *Un muelle en la nostalgia *A espaldas del silencio *Desde otras voces *La memoria encendida * A solas con la sombra *Bitácora del viento *Historias para Tiago y *Pese a todo (CD) En 1999 la Fundación Reconocimiento, inspirada en la trayectoria de la Dra. Alicia Moreau de Justo, le otorgó diploma y medalla nombrándola Alicia por “su actitud de vida” y el Instituto Argentino de la Excelencia (IADE) le hizo entrega del Primer Premio Nacional a la Excelencia Humana por “su meritorio aporte a la cultura”. En el año 2005 fue nombrada Ciudadana Santafesina Destacada por el Honorable Concejo Municipal de la ciudad de Santa Fe “por su talentoso y valioso aporte al arte literario y periodismo cultural y por sus notables antecedentes como escritora en el ámbito local, nacional e internacional”. En 2007 el Poder Ejecutivo Municipal estimó oportuno "reconocer su labor literaria como relevante aporte a la cultura de la ciudad".